Un agente en el fútbol no es diferente de un agente en cualquier otra profesión o lugar de trabajo.
Las personas contratan a estas personas trajeadas con el único propósito de confiarles responsabilidades que, de otro modo, no podrían asumir por sí mismas por diversas razones. En otros casos, puede que estén equipados para ocuparse de sus propios asuntos, pero prefieren simplificar las cosas al máximo y dejar que un experto haga el trabajo.
Los agentes inmobiliarios se contratan para facilitar a los propietarios la venta de su vivienda, sin tener que lidiar con tanto papeleo complicado. Tampoco tienen que sentarse con los posibles compradores; el agente se encarga de todo a cambio de una parte del precio final de venta.
En el mundo del deporte, no es diferente.
La principal tarea de un agente deportivo es gestionar las conversaciones con los posibles pretendientes para acordar las condiciones ideales y el salario durante la estancia del jugador en un equipo. Aparte de esto, también pueden asumir otras responsabilidades, como las relaciones públicas, los acuerdos de patrocinio, la planificación financiera, etc. Básicamente, todos los aspectos de la vida comercial de un deportista.
Incluso pueden llegar a planificar la lista de la compra, pagar las facturas y planificar las vacaciones, lo que se conoce como servicio 360º, algo bastante habitual en el mundo del fútbol.
La principal razón por la que los agentes han ganado popularidad en la última década y por la que tantos futbolistas han contratado a estos representantes para que se ocupen de gran parte de sus obligaciones fuera del campo es limitar las distracciones innecesarias y centrarse en el fútbol.
Claro, esto puede tener mucho sentido a primera vista. Los futbolistas profesionales juegan casi todos los días de su carrera y, aparte de algún día libre ocasional, se limitarán a unas pocas horas al día para dedicar algo de atención a su vida personal.
Dicho esto, ¿necesitan realmente los futbolistas a sus agentes? ¿Merece la pena renunciar a cierto porcentaje de sus ingresos para evitar esas supuestas "distracciones"? Con una planificación adecuada y disciplina de profesional adulto, ¿quién puede decir que no son capaces de representarse a sí mismos?
En este boletín especial, tratamos de encontrar respuestas a estas importantes preguntas. 👇
El atractivo de un agente deportivo radica en una simple pero atractiva proposición: hacen la vida de los deportistas mucho más fácil.
Aunque ciertamente puede variar de una persona a otra, los jugadores generalmente querrán aligerar su carga tanto como sea posible, y con lo mucho que los futbolistas son capaces de ganar hoy en día, no tienen ningún problema en pagar a alguien una reducción del 5-10% con el fin de que esto suceda.
Hay que tener en cuenta que los agentes futbolísticos de hoy en día no son el tipo de agentes que existían entre mediados de los noventa y finales de los 2000. Durante esa década y media, lo único que hacían los agentes era negociar contratos con los clubes y encargarse de todos los aspectos del acuerdo entre un jugador y el nuevo equipo. De lo contrario, el jugador puede ser susceptible de un mal contrato, simplemente porque no saben cómo negociar para obtener condiciones favorables. Y tiene sentido; ¿para qué necesitaría un futbolista ninguna otra habilidad aparte de ser bueno jugando al fútbol?
En realidad, la FIFA no reconoció a los agentes a nivel oficial hasta 1994, lo que cambió todo el panorama del fútbol mundial cuando sucedió. Ahora que el organismo rector del deporte rey reconocía esta profesión como legítima, los jugadores podían contratar agentes sin temor alguno.
Por aquel entonces, el salario medio de un futbolista era muy bajo en comparación con las cifras que se alcanzan ahora. De hecho, el récord de ingresos semanales en el Reino Unido se batió en 1994, cuando Chris Sutton empezó a ganar 10.000 libras a la semana. Sólo 7 años después, en 2001, Sol Campbell firmó un contrato con el Arsenal por valor de 100.000 libras semanales.
Con el dinero que empezaba a entrar en el deporte, era sólo cuestión de tiempo que aparecieran los agentes para conseguir a estos jugadores los mejores contratos posibles y, al mismo tiempo, ganar un buen dinero ellos mismos.
Sin un agente futbolístico, los jugadores de esta época corrían un alto riesgo de no llegar a buen puerto en sus negociaciones contractuales con los clubes, simplemente porque no tenían las aptitudes necesarias. A su vez, se han perdido un salario que probablemente merecían.
En la actualidad, es difícil encontrar un deportista profesional que no cuente con algún tipo de representación. Esto puede atribuirse a su deseo de obtener salarios más altos y mejores condiciones a la hora de negociar con sus pretendientes actuales o futuros, pero también tiene que ver con el mundo cambiante en el que vivimos.
Los futbolistas son personas normales, a pesar de tener tantos millones de ojos puestos en ellos durante toda la temporada. Sin embargo, debido a esta atención, tienen mucho más en su plato. Puede que quieran crear su propia marca personal, desarrollar su presencia en las redes sociales o conseguir patrocinios interesantes.
Si deciden no hacer nada de esto, es posible que sigan teniendo otras cosas de las que preocuparse, como mantener/criar una familia, controlar su dieta y viajar.
Por estas y otras razones, contratar a un agente para que asuma muchas de estas responsabilidades (excluida la familia, por supuesto) puede hacer que sus carreras futbolísticas sean mucho más llevaderas. Al fin y al cabo, el deseo de todos los directivos, entrenadores, personal de los clubes y aficionados es que sus jugadores se centren en el fútbol, así que es lógico que quieran simplificar su estilo de vida fuera del campo.
Por suerte, el agente moderno es de lo más polivalente. Antes solo se confiaba en ellos para negociar traspasos y contratos, pero igual que el mundo ha cambiado en la última década y media, también lo han hecho las responsabilidades de los agentes.
Hoy en día, los agentes futbolísticos son capaces de realizar la mayoría, si no todas, de las siguientes tareas Y más:
Todo lo que pueda contribuir a eliminar el estrés de la vida de un jugador, un agente probablemente pueda y esté dispuesto a hacerlo.
Una cita de un artículo sobre el tema de Alex Wynter lo dice mejor:
Estos rasgos son los que hacen que los agentes sean buenos. El problema es que no son los más fáciles de encontrar y, como resultado, suelen tener mala reputación.
Por eso algunos futbolistas optan por no tener agentes.
Claro que sí. Los futbolistas son capaces de gestionar por sí solos muchos de sus asuntos no relacionados con el fútbol. Recientemente, tres estrellas de renombre han mantenido conversaciones sobre sus contratos por su cuenta: Kevin De Bruyne, Raheem Sterling y Joshua Kimmich.
Estos tres jugadores se parecen en que todos ellos cortaron lazos con sus agentes más recientes debido a algún tipo de controversia. El antiguo agente de De Bruyne, Patrick De Koster, fue detenido en 2020 después de que el propio centrocampista del Man City presentara una denuncia relacionada con una disputa financiera.
El anterior agente de Sterling, Adrian Ward, fue vetado por la FA a principios de este año después de que intentara fichar a un jugador para su agencia antes de cumplir los 16 años. Sterling se representa a sí mismo desde septiembre de 2020, cuando cortó lazos con Ward, y no ha buscado un nuevo agente desde entonces.
Mientras tanto, Kimmich simplemente optó por defender sus propios valores y puntos de vista, decidiendo que quiere vivir de acuerdo con su propia responsabilidad personal, lejos de cualquier tipo de influencia de terceros.
El caso de De Bruyne destaca especialmente por la forma en que negoció su última renovación de contrato con los campeones de Europa e Inglaterra. De hecho, el belga recurrió a la tecnología analítica para calcular su propio valor de traspaso y demostrar a los representantes del club que merecía la mejora de contrato que deseaba.
Es raro que, de todos los jugadores, Kevin De Bruyne tuviera que demostrar su valía a su club, ¿no? La verdad es que no tenemos explicación para eso. 😅
Sin más, De Bruyne renovó su contrato hasta 2025, y todos contentos. Sin agente, sin terceros, sin problemas.
De Bruyne, Sterling y Kimmich son ciertamente minoritarios en este momento, pero el mero hecho de que hayan optado por ir solos, siendo los nombres tan conocidos que son, demuestra que se está produciendo un cambio en el fútbol mundial.
Si el que posiblemente sea el mejor centrocampista de esta generación puede conseguir una renovación de contrato adecuada sin un agente y sin los vastos conocimientos del mercado de fichajes de los que sólo puede presumir un agente experimentado, ¿quién puede decir que no se unirán más futbolistas a esta lista en los próximos años?
Lo dice José Manuel Espejo, agente autorizado por la FIFA.
El español cree que los agentes seguirán siendo de vital importancia, a pesar de esta reciente tendencia de los jugadores de talla mundial a optar por representarse a sí mismos en las conversaciones contractuales. ¿Su argumento? Que los futbolistas deben centrarse en el fútbol, y que todo lo que no tenga que ver con su carrera debe ser gestionado por agentes.
El argumento tiene sentido. Los futbolistas tienen mucho que hacer, y es fácil distraerse si no se les controla. No se trata sólo de representar a los jugadores cuando se trata de discutir un contrato; la versatilidad moderna de un agente hace casi obligatorio que esté cerca para ayudar a los jugadores fuera del campo para que puedan trabajar lo mejor posible en él.
Ponte por un momento en la piel de un deportista profesional. Eres un jugador de talento y vives y respiras el deporte. Tienes un sueldo razonable y, gracias a ese contrato tuyo, no tienes que preocuparte en absoluto económicamente. Sin embargo, te das cuenta de que tu lista de responsabilidades fuera del campo ha aumentado desde que entraste en escena. Con tan poco tiempo libre (entrenas 4-5 días a la semana y juegas dos partidos por semana), te cuesta encontrar el equilibrio entre patrocinios, finanzas/pagos, familia y amigos, dieta, bienestar mental/físico y redes sociales.
Con todo esto encima, ¿no contratarías a una agencia para que te quitara muchas de estas responsabilidades?
Aunque pensamos que la respuesta es sí, también creemos que hay que tomar precauciones. Los futbolistas deben tener cuidado de no elegir a un agente que no haga más que entorpecer su capacidad para centrarse en el juego, y si tienen problemas, deben prescindir de él lo antes posible.
Pero al fin y al cabo, depende de cada persona. No todo el mundo lleva la misma vida, y aunque la mayoría de los deportistas profesionales acaben viviendo la misma rutina de jugar y viajar sin parar, sus vidas personales pueden ser muy diferentes entre sí.
Estamos a favor de que los mejores jugadores se deshagan de sus agencias si pueden soportarlo. Pero, en general, sigue mereciendo la pena pagar el 5-10%.
